Tu duermes, él duerme ... ¿Y yo?

    Cuando aparece, el infinito se hace todavía más grande y eterno, la noche pasa de oscura a luminosa en cuestión de tiempo, tiempo que se hace cada vez más efímero y al mismo tiempo dictador; ansiosos, los minutos van pasando tan rápidamente que hacen confundir al mismo Cronos. Tintineo de segundos, el reloj que desubica y descoloca, se convierte en compañero de juegos de nuestro protagonista cruel, que de la mano, van dando saltos por encima de la cama. El mínimo susurro se convierte en atronadora detonación haciéndose partícipe de la impotencia sufrida... Y es que el insomnio es el peor y más cruel de los castigos.

Ayer noche, eran las 3:15 de la madrugada cuando todavía estaba mirando el reloj, viendo pasar los minutos con una desdichada agonía, intentando evadirme de cualquier pensamiento o preocupación que pudiera avivar el terrible trastorno del insomnio.

• “Deja la mente en blanco”
• “Intenta pensar en cosas banales”
• “Quítate cualquier preocupación de la cabeza”

Son alguna de las cosas que yo mismo me decía para poder conciliar el sueño de una vez por todas, pero parece que Morfeo no estaba dispuesto a escuchar mis plegarias, vacías y sin ningún sentido para él; pero sí para mi, que predecía lo inevitable... mi cara ahora mismo es una caricatura barata de un oso panda cualquiera, mis bostezos harían retroceder a cualquier león hambriento y mi bajo nivel de concentración hace que no me entere de nada de lo que la gente me cuenta en mi trabajo (ni se como soy capaz de escribir estas líneas) Pero el -”Yo puedo” y el -”Cuando salga de aquí te espera la cama” son mis mantras para esta dura mañana. Eso, o encerrarme en el baño durante unos minutos para echar una cabezada.

Lo peor cuando se tiene insomnio es obsesionarse con el no dormir, pero es inevitable no hacerlo, en la cabeza se van repasando todos los motivos por los que no se duerme y al mismo tiempo todas las consecuencias de no hacerlo, la obstinación en tener que dormir hace que no lo consigas. Las preocupaciones que se agolpan y empujan unas con otras en la cabeza queriendo salir, hacen que sea imposible el encuentro con las mieles que el sueño produce y te mantiene los ojos como platos (yo puedo jurar y perjurar que ayer no tenía ninguna preocupación, había sido un día bastante redondo) Como un contorsionista de circo, vas probando posiciones y posturas varias en la cama, incluso algunas inimaginablemente posibles de realizar, como si de colocaciones mágicas se tratase, para ver si de una vez por todas y de esa manera, la modorra aparece definitivamente, pero nada oye, que no hay manera, de un lado, de otro, hacia arriba, hacia abajo, con la mano por debajo, haciendo el pino puente, con la almohada encima, sin almohada, brazo arriba, brazo abajo, que sin ropa, que con ropa... que no, que no y que no!!

No se a que hora conseguí dormirme (pero mucho más de las 3:15)... ni en que postura, sólo se que ahora tengo un sueño que no me tengo en pie, que mi nivel de atención es mínimo inexistente y que hoy más que nunca quiero que den las 15h para irme a mi casa, donde perdonaré el comer por el dormir y donde espero que esta noche no pase lo mismo.

P.D: lo de contar ovejitas en un bulo.