Reconozco que soy una persona a la que
le gusta discutir, me altero por cualquier cosa, me enciendo y
echo algún que otro chillido, me monto la película en mi cabeza y
de ahí empiezo a sacar unas conclusiones rarísimas que dan lugar a
mis enfados... pero por otra parte, reconozco que me gusta discutir,
por las reconciliaciones.
Las peleas son inevitables, aún cuando
no nos gusta discutir. Con tu media mandarina, tu compañero de
trabajo o tu mejor amigo. Hasta el ser más pacifista, discute en
alguna circunstancia. Y esas discusiones, hasta vienen bien, las
peleas son constructivas, con la condición de saber enterrar el
hacha de guerra rápidamente y obtener, en cambio, lecciones
inteligentes.
Es más sencillo que se calmen los
ánimos cuando la discusión no ha sido violenta. Cuando estallan los
insultos y las sillas vuelan por los aires, cuando se rompen platos y
jarrones (tan típico de las películas) es difícil sentarse a
hablar de forma calmada y serena. Esa adrenalina que te corre por el
cuerpo, hace imposible una calma y un sosiego necesarios para el
entendimiento. Pero hay que hacerlo... porque sino yo, no puedo
dormir tranquilo.
Es difícil ciertas reconciliaciones, a
veces no sabemos si quiera como empezar, pero está bien hablar,
aunque eso no lo es todo. Hay múltiples maneras de comunicarse y los
gestos y las acciones forman parte de ello. Por ejemplo, haciéndole
un favor a un amigo con el que hayas discutido, le demuestras que,
para ti, el conflicto ha pasado, sin tener la necesidad forzosa de
que los dos lo evaluéis cara a cara. A veces, y depende de con
quien, esto no basta, ya lo se... pero es un paso.
¿Discusión con tu media mandarina?
Quizás sea de las reconciliaciones más fáciles, aunque no
siempre... Con caricias y entre beso y beso, se murmura un
“perdóname” esas caricias que al principio son tímidas, se van
convirtiendo en más seguras, esos besos al principio lastimeros, se
transforman en besos de deseo y poco a poco va desapareciendo la
ropa... el resto, os lo podréis imaginar. ¿Veis por qué digo que
me gustan las reconciliaciones?
Pero siempre hay que tener en cuenta
que reconciliarse también es aceptar no haber podido convencer al
otro, ni haberle hecho cambiar de opinión, sobre todo cuando nos
persuadimos que el otro está equivocado. Hay que asumir que el otro
continúa pensando como antes. En otros casos tenemos que saber
admitir que no siempre tenemos toda la razón. De esta forma, además,
demostramos que la relación con la otra persona es más importante
que el hecho de tener razón o estar equivocado.
Pufff, las broncas que he tenido yo y al final o acabé en la cama con esa persona o saliamos afuera a fumarnos un pitillo mientras comentábamos las "mejores jugadas" xD.
ResponderEliminarUn abrazo chico !!.
Hijo que conexión de verdad... esta mañana pensaba que echaba de menos una reconciliación de las buenas. Este hombre es que no se me enfada ni de coña.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo de no discutir de manera alterada o alzando la voz. pero echo en falta lo que has descrito... ese piececillo en la cama que te toca sin querer... si ves que no se aparte atacas mas claramente...
Y ese perdón entre susurro y besos oooh!!!
Me encanta.
En fin... ya caerá alguna reconciliación tarde o temprano.
YO estoy de acuerdo contigo que duermo mejor si he solucionado el problema, pero no estoy de acuerdo en que si tu das el brazo a torcer hayas perdido, seguro que en el fondo de la otra persona por lo menos le has hecho pensar, y eso ya es mucho.
ResponderEliminarMuak
Todos discutimos y que venga una pareja que diga que nunca discutieron es que mienten...
ResponderEliminarSalu2.
Por mucha discusión q exista siempre hay detalles que hacen todo especial...
ResponderEliminarPues a mí no me gusta discutir la verdad, aunque claro, cada uno tenemos nuestra percepción. Hace poco le llamé la atención a una amiga por algo que creo que no hace bien y aunque los dos hablamos de forma muy civilizada aprovechó un momento que no estaba delante para decir que le había montado un cirio. Releí la conversación con dos amigos y se quedaron blancos porque no pensaban que ella fuera capaz de exagerar tanto.
ResponderEliminarTambién hay gente que es incapaz de discutir manteniendo las formas y enseguida o chillan o te descalifican o adoptan una actitud corporal agresiva y eso sí que no lo tolero porque si se pierde el respeto se pierde todo.
Besotes.
Yo soy una persona esencialmente tranquila y no me gustan los enfrentamientos. Primero, intento dialogar y argumentar mi punto de vista con calma, educación y respeto,y escuchar lo que el otro tiene que decir con una mentalidad abierta, por lo que espero que la otra persona haga lo mismo conmigo.
ResponderEliminarCuando falla la diplomacia y aparece la mala educación es cuando pierdo la paciencia, y entonces si que discuto. No me gusta insultar, pero, si tengo argumentos para cerrarle la boca a la otra persona y en cierto modo humillarla (porque a todos nos fastidia que echen por tierra nuestras convicciones, aunque sean erroneas) pues lo más probable es que lo haga y con bastante dureza.
No digo que las reconciliaciones de pareja no estén bien, además, es inevitable discutir alguna vez, pero, no creo que sean necesarias para reavivar la pasión, se puden usar muchos otros medios sin que tener que esperar a la bronca de turno...
Aix las reconciliaciones amorosas, mi asignatura pendiente, jajaja. No he llegado a tener una pareja que durara lo suficiente como para llegar a ese punto.
ResponderEliminarEn otro tipo de reconciliaciones, se trata de ceder un poco por los dos lados, de adaptarse al otro si realmente te importa. Con un perdón sincero y una sonrisa, se arregla todo.
Besazos!!
Ultimamente estoy viviendo mucho eso de las peleas y... buenas reconciliaciones. No me gusta discutir pero los dos somos de dar poco nuestro brazo a torcer (dos geminis cabezotas!)
ResponderEliminarUhm, pues yo también soy de los que prefieren no discutir y no lo hago porque me suelo cabrear bastante y cuando tengo delante a alguien que me importa de verdad procuro evitar la discusión, callarme es a veces un acto de autohumillación que descoloca un poco a la otra persona. Cada vez voy aprendiendo más a tratar las cosas, me gusta tener también delante a gente que sabe escuchar porque también me gusta argumentar mis cositas. Pero vamos, que mejor sin discutir. Eso si, las reconciliaciones son sublimes, en eso tienes toda la razón, pero no creo que valga la pena el mal rato para el buen instante.
ResponderEliminarBicos Ricos