Como ya os dije en una entrada anterior... voy a tirar de amigos que me escriban alguna colaboración (pero sólo alguna, no los voy a tener como negros, escribiendo par mi) y así, hacerlos participar de este blog. Suelen ser, lectores asiduos del mismo, y a la vez amigos. En esta ocasión, os voy a presentar a una chica (@geigrl), que desde casi que empecé a escribir, por no decir, desde el primer minuto que empecé a escribir, me ha estado comentando los humildes relatos que plasmo en este sencillo blog... (últimamente me tiene un poco abandonado y eso no me gusta nada) en esos comentarios que ella tan genialmente me hacía, se atisbaba una brillante escritora. Encantadísimo de contar con ella en mi grupo de amigos "de todos los días" y deseando que leáis sus pensamientos, espero que os guste todo aquello que nuestra gatita nos tiene que contar...
Lo prometido es deuda y, aunque no es lo que tenía preparado para esta colaboración, ni me encuentro en mi mejor momento ni en el más creativo, sigo siendo una soñadora nata empedernida.
No puedo evitarlo, esté entre las sábanas o esté sobre ella divagando, mi más poderosa guía entre horas de madrugada, la luna, se hace dueña de estas palabras.
Y es que pensando, todavía me sorprende lo caprichosa que puede ser cuando posee mis noches y mi mente, quizá soy demasiado lunática pero, sobre todo, cuando posee la de todos los que la miran con magia.......me fascina... y es que la nostalgia nace sola para todos nosotros al observarla...
Y qué triste y pálida cuando, en noches solitarias como la de ayer, los corazones desprotegidos, embriagados por un vacío, la observamos llorar desde una vieja ventana, y entierra el cautiverio de aquellos gatos pardos que caminamos sinuosos sin rumbo fijo y jugamos a ser equilibristas por los tejados de la ciudad en busca de la melodía “perfecta”.
Quizá la encontremos si suena en alguna calle, en algún bar encantado o incluso en algún efímero sillón... o quizá, al buscar, nos encontremos con el cartel de “cerrado” y nunca más volvamos a pasar por ninguna calle y no volvamos a VER a OIR y a EXPRESAR nuestros sentimientos por mucho tiempo...
Esta calma que desprende, la que custodia mis noches, me hace sentir uno de esos gatos en manos del azar. Unas noches, camino bajo su manto abrigada por la memoria, puedo hablar, puedo oír y puedo sentir a corazones olvidados por un momento, otras, me guiña un ojo y me cuenta que este es mi momento, que ahora las noches me pertenecen, que, como dice la canción, la noche es de los que aman...
Esa calma es la que debería hablar por mí ahora, la que me abrigase en las noches de invierno, las que me hiciesen sentir un gato en compañía, los que se suben a la ventana y duermen acurrucados y juntitos, los que fuesen a buscar esa melodía, la encontrasen y se quedasen a bailar con ella... ... Otras, me hace sentir un gato callejero, los que pasean en la noche, custodiados por ella, desenterrando una fría libertad por las calles y sus recuerdos.
De momento, seguiremos paseando una vez más de la mano de la más bella dama de la oscuridad, soñando, divagando y siendo lo que soy, una lunática empedernida que busca su canción...
Preciosa... because the night belongs to lovers....
ResponderEliminarLa luna, tan lejana y tan cercana a la vez.
ResponderEliminarLas últimas teorías afirman que la Luna no es sino un trozo de la propia tierra, propulsado al espacio por el impacto de un enorme meoteorito. Me gusta esta justificación porque así se explicaría porqué nos parece tan nuestra, tan de casa.
Los antiguos griegos la asociaban con la diosa Hécate, deidad femenina de la noche, la magia y la necromancia. Dueña de Cerbero, el perro guardián del Inframundo; quizá por eso nuestros lindos gatitos maullan a ese guardian perruno, Cerbero.
Hécate daba a la luna tres caras, cada una asociada a la Mujer en diferentes formas: Selene, anciana, en el cielo, Artemis, cazadora, en la tierra, y Perséfone en el inframundo.
Creo que la de Perséfone te sienta muy bien.
Saludos, seguidores de Hécate.